ASÍ SE ESCRIBE LA HISTORIA

La Historia se escribe en el presente, haciendo realidad lo que uno se propone. La Hermandad de la Piedad celebró el sábado 20 de noviembre, su Sagrada Eucaristía por todos los difuntos de la Cofradía y realizó una salida extraordinaria con la Stma. Imagen de la Virgen de la Piedad, con motivo de su XXX Aniversario, donde se rezó el Santo Rosario por calles del centro de la ciudad.

La Santa Misa estuvo preparada por la Vocal de Cultos de la Hermandad, Mª Sierra Esquinas, que organizó las diferentes lecturas, ofrendas y peticiones en las que participaron bastantes hermanos de la Cofradía. Al término, se evaluó la posibilidad de hacer el Santo Rosario en el interior del templo debido al riesgo de precipitaciones que existía. La tarde con una leve pero continúa llovizna, presagiaba que sería imposible poder ver a la Piedad en este día tan especial. La luna, se asomó por José de Silva cuando el reloj daba las ocho y media. Se decidió salir, el ambiente fresco e incluso una pequeña niebla, convirtieron en un momento mágico la tarde-noche de Cabra.

 El Cortejo lo abría la Cruz de Guía, con faroles de acompañamiento, dos hileras de hermanos de luz acompañaban a la titular y escoltaban el Estandarte de la corporación del Jueves Santo egabrense. Hermanos turiferarios y ciriales precedían el paso de la Santísima Virgen de la Piedad.

 Hermanos Costaleros, Grupo Joven y diversos devotos portaron a la Bendita Imagen, por un recorrido nunca antes visto en la Cofradía. Entrañable el paso por la calle Muñiz Terrones y Santa Rosalía. Recogido, íntimo, místico y solemne los momentos que se vivieron por la calle Córdoba, Pedró Gómez y Alcaidesa.

El Santo Rosario estuvo a cargo del conciliario de la Hermandad, D. Zacarías Romero Arroyo. A la llegada a San Juan de Dios se realizó una oración final y se dió por finalizado un nuevo acto de este XXX Aniversario, que comienza ahora a vivir sus actividades más importantes.

La Virgen lucía saya negra bordada en aplicación, manto morado con brocado y galón, corona plateada y cinturilla dorada con pedrería, del primer ajuar de la Santísima Virgen del año 1981. Dos candelabros con cinco puntos de luz, iluminaban a la Titular que llevaba a los pies tres centros de rosas blancas.